Respiro y no me ven
¿Me ves?, ¿sabes quién soy? ¿Qué?
¿Natalia? ¿Santiago? ¿Prima? ¿Alta? ¿Delgada? ¿Carrete? ¿Copete? ¿Besos?
¿Rídicula? No entiendo... ¿Me ves? Calla. No necesito más características porque creo ser algo más ¡Y… para! No es que esté tarareando esa canción de
Paulina Rubio "yo no soy esa mujer que no sale de casa y bla, bla,
bla". No.
Me estoy ahogando
y necesito confesarte algo que quizás sólo los más cercanos a mí lo saben.
Mi lucha diaria es
con el espejo. Sí, ese en el que nos vemos todas las pifias, los granitos,
las patas de gallo y hasta los kilitos de más. No creas que soy anoréxica ni
menos, la bruja de blanca nieves que para acrecentar su ego, pregunta todo el
día "espejito espejito, quién es la más bonita de este reino" . No me
refiero a eso.
A veces despierto
a media noche y me miro durante horas. Si río, ríe, si cierro un ojo, frunzo
las cejas o bostezo, el espejo también lo hace. A veces me muevo y la imagen
sigue ahí muda, silenciosa y quieta como una estatua. A veces, avanza conmigo.
No sé si has escuchado hablar del Retrato Oval, pero -a veces- me siento como
aquella mujer que va perdiendo el color a medida que el pintor la dibuja y tiñe
en su cuadro. Dilema. A veces yo no sé si soy la que está dentro o fuera del espejo.
Me levanto y
–claro- nada extraño. No estoy tuerta, tengo mis manos, mi pico sigue parlando
y mi patuleca se mueve fenomenal. Entonces me cuestiono ¿Lo de anoche fue un
sueño? Imposible. Parezco zombi bailando reggae.
¿Quién soy? ¿Por
qué me ven así? Soy Natalia, no el alma gemela del "negro Piñera".
Soy Natalia, no la reencarnación viva de los barrios juveniles. Soy Natalia, no
una de las promociones de fast food. Soy Natalia, soy Natalia, soy Natalia
-ojo-, no Sor Natalia.
Espejito, espejo, tonto reflejo… necesito
mostrar las manos y no la cara, necesito esconder la superficialidad y mostrar
el alma, pero tú no me lo permites ¿Por qué? No será que tú, el que lee mi
confeción es quien me tiene que ayudar. Ojalá seas así una de esas pocas personas
que pueden ver mas allá del espejo que no muestra otra cosa más que
superficialidad.