domingo, septiembre 16, 2007

Por culpa de la camboyana

¿Y ahora qué hago? ¡Tengo susto! ¿Por qué no lo pensé antes? Un condón no cuesta na’, son luca quina más menos el remordimiento - Juan está muy complicado- ¡Ay! ...pero qué tanto, si igual lo pasé bien. Y hay que decirlo, sí, soy caliente ¿y qué, te afecta en algo? Voy al doc, me saco sangre. Si estoy infectao lo acepto, sino ¡uf! Séptima vez que me salvo, por lo tanto soy inmune. Chanta la moto weón ¿Qué cresta estoy hablando?. ¡Todo es culpa de esa camboyana!
Anoche fui a la fiesta del Rafa, me fumé un caño... y la vi. No estaba alucinando como creí en un principio, así que me acerqué. Hola ¿Cómo estay? Bla, bla, bla. Todo un galán, la saqué a bailar, métale reggaeton."Y a tú mirada con la mía va saciándome", saciándome de bailar porque con tanto roce ya estaba que me iba cortao.
Xime... ¿Querí un copete? Me dio sed, paremos un rato. Tenía que salirme del empacho sí o si, la mina era codicia de toda la u, y de mis amigos faltaba yo no más. Pasó el rato, íbamos en la cuarta piscola, cagaos de la risa. Pa’ variar yo hablando estupideces, buena estragia pa’ enganchar a las comadres. No sé cómo pero a eso de las cuatro nos fuimos a mi auto y todo pasando al más estilo Titanic.
Hoy desperté con un dolor de cabeza insoportable. No podía abrir ni los ojos. Nunca tuve caña alguna. Por eso me vino el arrepentimiento. No es que ahora me las de, de cartuchón, pero... la cagué, cómo pude meterme con esa mina.
A la hora de reflexionar lo hecho está hecho. Tengo el recuerdo de una noche ardiente, con la cabeza partida en mil, por una lanza que hoy me cayó con to’o el peso moral, que si no fuese porque el polvo estuvo bastante bueno, no lo abría soportado. Además, primera vez que me topo con una cueva tan grande, como será que sentí que pedaleba en banda. Pero eso no importa porque ahora toy cagao y no me queda otra que someterme al exámen y ver si esta vez la ruleta rusa me gana.

martes, septiembre 11, 2007

Un jote care ra'

Yaaaa séeee soy un jote care raja, pero se los juro que esta vez me enamoré. Me acuerdo perfectamente cuando ella llegó junto a su entrenador hasta mi gimnasio y a primera vista nos comimos a miradas. Que jevi weón nos quedamos estáticos y en silencio. Él preguntó qué pasaba y ella dijo: "nada", se dio una vuelta y murmuró: "con este si que lo voy a pasar bacán".

Al día siguiente empezamos a trabajar, le medí la resistencia cardiovascular y de peso, el porcentaje de grasa y cuando la pinché con el lipocalibre a un costado de su cintura, soltó unas risitas locas. Muchas sonrisas pocas palabras, sólo miradas fijas.

Todo la complicaba: hacer flexiones, levantar las pesas, saltar la cuerda, elongar, siempre me pedía que la corrigiera, pero saben yo sabía que era porque ella quería estar cerca mío.

Nos fuimos conociendo y las insinuaciones crecieron. Profe me duele la espalda me puedes descontracturar. Que onda tus ojos, son demasiado verdes... ¿haber?. ¡Oh! la cagó tu perfume ¿Aqua di gio, cierto?. No hubo día que no demostrara lo contrario. Si hacía remos después se tocaba sus pechugas para decirme que había sido mucho peso. Me mostraba su guata para que viera lo firme que la tenía. Me hacía tocarle el poto después de la prespierna con la excusa de que le dio un tirón.

Nos llevábamos por 14 años, ella tenía 18 y yo 32. ¿Mucha diferencia? Sí, pero que le hace el agua al pesca’o si los profes de educación física no somos lo mismo que uno de cívica o francés. Además, ella estaba dispuesta a todo. Y si yo no atacaba era porque me frenaba el que dirán. Hasta que un día estaba haciendo presbanca y se le acalambró el brazo. Yo justo estaba escribiendo y cuando la vi con un brazo en altura y el otro doblado por la pesa que apretaba su tórax, tiré lejos el cuaderno y corrí a ayudarla. Estaba roja y sin aliento. Le saqué la pesa de encima. La dejé atrás y quedé con su cuerpo bajo mis piernas. Nos miramos y le pregunté si estaba bien. Ella me agarró de la polera y me tiró arriba. Nadie nos pudo frenar, nos besamos, nos apretamos, nos caímos al suelo. Seguíamos besándonos. Le mordía el cuello y ella me daba besos en las orejas. Nuestros cuerpos se fueron uniendo y terminamos en el camarín.

Cerramos la puerta con llave y ahí estuvimos hasta aburrirnos.

Al día siguiente se enteró que era casado y que si no usaba la argolla era porque me casé por compromiso (silencio pensativo) él venía en camino y no le podía fallar. Una cosa es ser fresco y la otra un maricón.

Fría y como si no le importara nada de lo que había pasado me rechazó, la busqué y ella me decía que no, que la relación a partir de ahora sería sólo de alumna-entrenador.

Más gitana que la gitana

El otro día estaba en el parque Forestal escribiendo un ensayo junto a una amiga cuando en eso vi venir a un par de gitanas.

Ya vienen a molestarnos (pensé). Así que le dije a la Caro -mi amiga- ¡Hazte la lesa!. Un tanto molesta miré de reojo y fui tan obvia que cuando llegaron hasta nosotras una de ellas me miró y dijo "paisana ¿tú tení miedo de nosotras?".

-Tay loca, na' que ver, ni me di cuenta que venían.

La Caro pa' bajarle la espuma al chocolate, repuso: que les vamos a tener susto si hasta tengo una vecina gitana. Nos miramos las caras.

-¿Tienen una moneda que nos den?

No podía falla ya están
pidigüeñando estas cochinas, que cultura más atacante. ¿No les basta con tener olor a poto? La gente sabe que son las reinas del toyo, pero temen con su presencia y siempre quedan pagando.

Les di
gamba pa' que se fueran luego pero nos metieron conversa.

-Tu amiga tiene cara de gitana

La Caro, cagá de la risa me miró y yo contesté:

-Demás, hace menos de una hora un palestino me dijo que tenía cara de ellos y ahora tú me dices que tengo cara de gitana, tengo sangre española y los gitanos llegaron allá así que...

pa' qué tanta explicación no venía al caso. Las gitanas se rieron con todos los dientes
di' orégano brillando con la luz del sol y preguntaron: "tienen un talismán". La Caro dijo que tenía uno en su casa que se lo había regalado su vecina. Yo contesté: Si no creo en Dios menos creo en la suerte.

- No diga eso, tú eres una buena persona lo veo en tus ojos (la otra gitana lo afirma con la cabeza)

- Haber déjame sola con ella

Quedé con la gitana en el escaño y la Caro, se fue con la otra al pasto.
Préstame tu mano -se la pasé- veo que estás pasando por un momento difícil (me miró a los ojos) esta línea dice que has llorado mucho por algo que te hace daño.

Permanecí sería escuchando todo, pero mientras tanto mi cabeza funcionaba a mil por horas: "obvio po' tontorrona acabo de llorar porque fui a hacer una entrevista y el entrevistado me echó cagando porque se molestó con una pregunta..."

Después de envolinarme la perdiz, con mil cuentos de mi suerte, la fresca llegó a lo que quería

-Tú tienes una plata que no es tuya

-¿qué?-

- No te hagas la sorda paisana

-No, porfa repíteme es que no escucho bien por este oído

(Subió el tono)

-Qué te pasó... (volvió a lo suyo) tú tienes una plata que no es tuya

-¿Yo? Nooo con cueva me quedan tres
gambas pa' la micro, porque crees que no te pude dar más.

La gitana poco convencida y sin dar su brazo a torcer

-No digo que la tengas acá, pero ¿qué tienes en tu bolso?

La miré y sin inmutarme enumeré: "Mmmm... dos cuadernos, una libreta, el estuche ¡ups!... miento tres cuadernos y la chauchera con el pase escolar y los trescientos pesos".

-(Insistió) puede que no tegas esa plata acá, pero dime dónde la guardas.

(La miré) Ahora ¿qué hago con ésta? La solución: Natalia se más gitana que ella.

-(Con los ojos llenos de pena) No tengo nada ni acá, ni en mi casa, mi papá está cesante y justo hoy tuve que ir a la Universidad a pedir un documento pa' que me dejen seguir estudiando. Ya no tengo plata ni para tomar la micro por eso ahora vendo aritos...¿Me quieres comprar?

La gitana me miraba y se veía complicada. Así que apelé a los sentimientos pa' que me saliera una lágrima. Se hizo la lesa y me tocó el aro de la nariz. ¡Shu! pensé que me lo había güiñao

- No te duele

- No

- Sabes, vas a tener mucha suerte, te va ir bien ¿Qué perfume usas?

- Ninguno, con cueva me echo colonia

-Tienes algo para los labios

-Mírame la cara, ¿me ves pintura? (la gitana movió la cabeza negativamente) no me pinto

-y crema o algo así

-pa' serte sincera me apesta echarme todo ese tipo de brebajes.

¿Qué habrá sentido la gitana? Me miró y deseándome lo mejor me devolvió los $100 que le di en un principio

- Toma paisana tu lo nesecitai más que yo. Se los acepté, los guardé, ella se paró, llamó a su amiga, que a esa altura tenía la mitad de la mochila de la Caro en su poder, y se fueron.


sábado, septiembre 08, 2007

Teta a la vista bañista

¡Oh weón viste, se le vio la teta! A voz de teta toda la playa se paró. Esta vez la víctima, una adolescente de unos quince años, que por estar pensando en la inmortalidad del cangrejo no se dio cuenta que una ola cambió el ritmo y reventó sobre ella. La revolcó por cuanta arena quiso y de pasada - sin pedirle permiso- le sacó el sostén. En busca de ayuda, Claudia gritó y saltó como loca, pero media atontada con el agua que había respirado, se descuidó del desnudo y batió las gomas como quiso de un lado pa’ otro. Cuando escuchó los comentarios volvió en sí y en una reacción maquinal se giró al horizonte y comenzó a flotar resignada a esperar que su amiga rescatara el pedazo de tela que tapaba el ridículo.
Yo observaba todo y no atinaba a nada, pero en verdad más que las pechugas de la mina, me daba tirria ver a esa manga de sapos costeros. “Weón anda pa’ ver si te sale wena, tay loco anda tú. Mira... ¡cosita rica! ¡Mamita! Deja ordeñarte vaquita loca, quién fuera ternero, muuuu...“. Entre tanto grito no faltó el desubicado oportunista que parado en una roca y con espíritu de súper héroe se lanzó al mar con el típico piquero flayte -a lo tiburón- en busca de la Dulcinea.
¡Por favor, por qué tanto! Mientras miraba eso me acordaba de mis paseos por Berlín, donde veía las piletas en las plazas llenas de nudistas y ni uno se inmutaba del cuerpo del otro, pero acá el escenario era muy distinto, hombres con ojos desorbitados y mujeres chismosas inventado cuanta historia con tal de justificar que la juventud de hoy en día no tiene vergüenza ¿Pero qué pasaba con Claudia? Su amiga no encontró el bikini y se decidió a salir del mar ¡Escándalo! Todos se le abalanzaron y yo reventé ¡Hasta cuándo, saco de morbosos! ¿Acaso ustedes no tienen cuerpo? En ese minuto me sentí observada por toda la playa. Avergonzada de... sigo sin saber de qué... pesqué mis cosas y me fui.

(Este cuento lo escribí para la segunda edición de la Momia de Portales, una revista que hicimos un grupo de estudiantes -periodistas y publicistas- de la Universidad Diego Portales , en 2005. Año que encontraron en la cripta de la Catedral de Santiago el cuerpo de Portales.)