jueves, agosto 21, 2008

Guatón y N.N (frente a una audiencia)

En un salón oscuro con mucha gente sentada a los alrededores todo en silencio y los dos personajes frente a frente a un metro de distancia.

N: que distinto estás. Te acuerdas de mí

G: puede ser

N: Cómo.

G: que puede ser, pero yo creo que no

N. Mírame a los ojos. Sé que han pasado muchos años pero…

G: no hay necesidad.

N: mírame. Si no me miras es obvio que no te vas a acordar (silencio…)

G: no hay necesidad de mirarte estoy más que seguro que no me acuerdo de ti. Y se lo digo a la cara a todos ustedes. No sé quién es ella.

N: Insisto. No soy la misma niña de hace 30 años. Lo sé. Tengo una que otra arruga y el pelo un tanto canoso pero es cosa que me mires y te des cuenta que a pesar de todo estos años sigo igual.
(La mira con inseguridad)

G: En treinta años uno cambia mucho

N: puede ser. Pero hay cosas que siguen igual. Ya no eres ese tipo alto y fornido con voz imponente que conocí cuando tenía 19 años. Pero aunque ahora uses muletas y tu tono de voz se oye como si estuvieras con la lengua atrapada sigues siendo el mismo.

G: y según tú dónde nos conocimos

N: Esto es el colmo. Me habían dicho que los hombres tenían mala memoria pero pensé que lo nuestro fue más que un amor de verano (voz irónica)…
Comienzo del 74. Un amigo te contó que era una buena deportista y me fuiste a buscar. Yo estaba de vacaciones. Eran como las cinco de la tarde cuando llegaste a mi casa. Ibas acompañado de más delegados todos vestidos de gris. Apenas hablaste con mi familia. Me cogiste del brazo y me dijiste que iba a aprender lo que realmente era la vida. Todo fue muy rápido. Ni bolso armé. Partí con mi buzo y un par de zapatillas. Nos fuimos en un furgón y llegamos al campo de concentración. Estaba emocionada.

G: ¡pero que imbécil eres! Di las cosas como fueron y deja de lado tanta metáfora comunista de mierda.
Señores el ’74 fui suboficial de Pinochet. Durante el Gobierno de su querido presidente Salvador Allende, estuve infiltrado como dirigente poblacional y gracias a eso después tuve el honor de delatar a todos los perros del MIR y muchos comunistas. Participe directamente en torturas. Me burlé en la cara de todos y a muchos de ellos los hice desaparecer. Y si alguno de los que están aquí siguen buscando los huesos de alguno de ellos, nunca los encontrarán porque en una de esas hasta me los comí. Y en cuanto a lo que dice esta señora. No la conozco. De partida porque fue a comienzos del ’75 que estuve a cargo del campo de concentración “deportivo” (hace comillas con las manos) y es imposible que la conozca porque no tuve contacto con estudiantes, sino sólo con gente mayor. Mucho directivo y gente importante.

N: no me sigas negando mira que si hoy soy una mujer fuerte es gracias a ti. Acuérdate no más…
Un día, nos llevaron al parque a jugar la gallina ciega. El que se caía perdía. Hubo un momento en que éramos muchos en el suelo. No estábamos haciendo montoncito. Pero ustedes así lo veían. Media asfixiada por el peso de mis compañeros quise gritar pero no nos dejaban. No aguante y solté un ruido. Te acercaste a mí y me sacaste del montón.
Me llevaste a una casita de muñeca. Me violaste y me maltrataste. Yo seguí con los ojos cerrados. Así me tuviste días.

G: hijo perra si dices que te tuve a ojos cerrados es imposible que me reconozcas. Nadie le puede creer ya di mis razones.
N: no hay necesidad de verte para saber quién eres. Han pasado más de 30 años pero sigues siendo el mismo. Hueles a cerdo podrido. La mezcla de tu grasa intentando ser tapada con ese fétido perfume flaño es imposible de olvidar.
y si te hubiera violado o te tuviera que reconocer lo haría con gusto porque si hubo cosas que disfrute de todo ese tiempo fue ver como sufrían todos los rojos de mierda. Cada lágrima una eyaculación. Pero tú no existes. Porque el 74’ nunca existió la famosa Villa Grimaldi.


(En dramaturgia tuve que escribir un diálogo a partir de un hecho o un personaje real. Elegí a Osvaldo Romo Mena, más conocido como el Guatón Romo, uno de los hombres más crueles y cerdos que articuló la dictadura de Pinochet.(73-89)).

Un matrimonio forzado

(El Caballero de Copas, el Enamorado, la Luna, Reina de Dineros, 2 de Copas, el emperador, Caballero de Espadas, el Loco, el Diablo, el Conductor del Carruaje, la Muerte)


Recuerdo perfectamente esa noche cuando el Emperador me mandó a buscar con el Conductor del Carruaje. Así es, ese hombre tímido y canoso que vestía siempre una capa café tocó a mi puerta una y otra vez.


- ¿Qué desea señor, por qué llama a mi puerta a estas horas de la noche?
- Vengo de parte del Emperador, le ha enviado esta carta
- ¿Está seguro que es para mi?


Me miró fijo a los ojos y con una sonrisa marcada por dos grandes margaritas afirmó con su cabeza. Confundida y no muy convencida la tomé, la guardé en el bolsillo de mi vestido y cerré rápidamente la puerta, pero antes que ésta llegara a su tope el Conductor del Carruaje la frenó con su pie.

- Disculpe señorita no quiero incomodarla pero debe leerla con inmediatez porque usted debe venir conmigo. El Emperador la espera.

-¿qué?


Nada calzaba en mi cabeza. Yo, una mujer tosca que había dedicado su vida a diseñar espadas, oficio aprendido de mi padre Sir Thomas Petit, el Caballero de Espadas ¿Por qué era llamada por el Emperador? Abrí cuidadosamente el papiro y comencé a leer el texto que estaba escrito con una caligrafía hermosa de un fuerte color dorado.


“Querida Luna:
Sé que te preguntarás por qué te escribo a estas horas de la madrugada y con tanta urgencia, pero creedme que esto no ha sido nada fácil para mí. En primer lugar porque no te conozco y en segundo porque nunca he sido participe de aprovechar mi poder absoluto para aproximarme y exigirle cosas a mi pueblo, pero hoy me he visto en una situación tan extrema que me he obligado a abandonar mis costumbres para sobrevivir a la muerte de mis sueños. Hoy soñé que me enfrentaba a unos dragones y en un movimiento mal logrado con la espada que compré a tu padre me hería a un costado de mi corazón. Mi blusa de seda se tiño de azul y en el intento por no morir fui visitado por la Muerte quien me dijo: “Se ve en tus ojos las ganas de vivir. Te daré una oportunidad pero sólo si consigues en siete horas esposar a una mujer”.
Te debo confesar que no amo a nadie, que nunca tuve en mis planes contraer matrimonio a tan temprana edad. Que si mi elección fue ésta se debió a que tenía la necesidad de romper con la tradición de mi familia.
Te busqué. Fue la espada, mi espada. Te busqué... La elección de dos caminos o el fin de mis proyectos o el de mi sangre. Te busqué. Ven no lo dudes, algún día te amaré”.


Después de leer la carta pensé en escapar, pero el Conductor de Carruaje me pidió que no lo hiciera. Me lo dijo de una forma que me sentí convencida. Cerré la puerta de mi casa y partí. A la media hora y tras una ceremonia muy sencilla y ligera me convertí en la Reina de Dineros. Al poco tiempo nació mi hijo el Loco. Se llama igual que su abuelo. Él, se juntó con 2 de Copas hijo de mi mejor amigo el Caballero de Copas, que era apodado el Enamorado porque vendió su alma al Diablo a cambio de conseguir el amor de su mujer.