Guatón y N.N (frente a una audiencia)
En un salón oscuro con mucha gente sentada a los alrededores todo en silencio y los dos personajes frente a frente a un metro de distancia.
N: que distinto estás. Te acuerdas de mí
G: puede ser
N: Cómo.
G: que puede ser, pero yo creo que no
N. Mírame a los ojos. Sé que han pasado muchos años pero…
G: no hay necesidad.
N: mírame. Si no me miras es obvio que no te vas a acordar (silencio…)
G: no hay necesidad de mirarte estoy más que seguro que no me acuerdo de ti. Y se lo digo a la cara a todos ustedes. No sé quién es ella.
N: Insisto. No soy la misma niña de hace 30 años. Lo sé. Tengo una que otra arruga y el pelo un tanto canoso pero es cosa que me mires y te des cuenta que a pesar de todo estos años sigo igual.
(La mira con inseguridad)
G: En treinta años uno cambia mucho
N: puede ser. Pero hay cosas que siguen igual. Ya no eres ese tipo alto y fornido con voz imponente que conocí cuando tenía 19 años. Pero aunque ahora uses muletas y tu tono de voz se oye como si estuvieras con la lengua atrapada sigues siendo el mismo.
G: y según tú dónde nos conocimos
N: Esto es el colmo. Me habían dicho que los hombres tenían mala memoria pero pensé que lo nuestro fue más que un amor de verano (voz irónica)…
Comienzo del 74. Un amigo te contó que era una buena deportista y me fuiste a buscar. Yo estaba de vacaciones. Eran como las cinco de la tarde cuando llegaste a mi casa. Ibas acompañado de más delegados todos vestidos de gris. Apenas hablaste con mi familia. Me cogiste del brazo y me dijiste que iba a aprender lo que realmente era la vida. Todo fue muy rápido. Ni bolso armé. Partí con mi buzo y un par de zapatillas. Nos fuimos en un furgón y llegamos al campo de concentración. Estaba emocionada.
G: ¡pero que imbécil eres! Di las cosas como fueron y deja de lado tanta metáfora comunista de mierda.
Señores el ’74 fui suboficial de Pinochet. Durante el Gobierno de su querido presidente Salvador Allende, estuve infiltrado como dirigente poblacional y gracias a eso después tuve el honor de delatar a todos los perros del MIR y muchos comunistas. Participe directamente en torturas. Me burlé en la cara de todos y a muchos de ellos los hice desaparecer. Y si alguno de los que están aquí siguen buscando los huesos de alguno de ellos, nunca los encontrarán porque en una de esas hasta me los comí. Y en cuanto a lo que dice esta señora. No la conozco. De partida porque fue a comienzos del ’75 que estuve a cargo del campo de concentración “deportivo” (hace comillas con las manos) y es imposible que la conozca porque no tuve contacto con estudiantes, sino sólo con gente mayor. Mucho directivo y gente importante.
N: no me sigas negando mira que si hoy soy una mujer fuerte es gracias a ti. Acuérdate no más…
Un día, nos llevaron al parque a jugar la gallina ciega. El que se caía perdía. Hubo un momento en que éramos muchos en el suelo. No estábamos haciendo montoncito. Pero ustedes así lo veían. Media asfixiada por el peso de mis compañeros quise gritar pero no nos dejaban. No aguante y solté un ruido. Te acercaste a mí y me sacaste del montón.
Me llevaste a una casita de muñeca. Me violaste y me maltrataste. Yo seguí con los ojos cerrados. Así me tuviste días.
G: hijo perra si dices que te tuve a ojos cerrados es imposible que me reconozcas. Nadie le puede creer ya di mis razones.
N: no hay necesidad de verte para saber quién eres. Han pasado más de 30 años pero sigues siendo el mismo. Hueles a cerdo podrido. La mezcla de tu grasa intentando ser tapada con ese fétido perfume flaño es imposible de olvidar.
y si te hubiera violado o te tuviera que reconocer lo haría con gusto porque si hubo cosas que disfrute de todo ese tiempo fue ver como sufrían todos los rojos de mierda. Cada lágrima una eyaculación. Pero tú no existes. Porque el 74’ nunca existió la famosa Villa Grimaldi.
(En dramaturgia tuve que escribir un diálogo a partir de un hecho o un personaje real. Elegí a Osvaldo Romo Mena, más conocido como el Guatón Romo, uno de los hombres más crueles y cerdos que articuló la dictadura de Pinochet.(73-89)).
(En dramaturgia tuve que escribir un diálogo a partir de un hecho o un personaje real. Elegí a Osvaldo Romo Mena, más conocido como el Guatón Romo, uno de los hombres más crueles y cerdos que articuló la dictadura de Pinochet.(73-89)).
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