lunes, marzo 03, 2014

MI REGALO DEL DÍA



Hoy fui al supermercado y me ocurrió algo insólito.

Venía tan cansada de la pega que mis neuronas se demoraron en hacer sinapsis y recién después que pasó toda la escena que les voy a contar pude entender que lo que sucedió fue por causa de: una mujer justa, una vieja cara de raja y yo la despistada.

Mientras estaba en la cola para pagar me perdí en mis pensamientos y cuando volví a entrar en contacto con el entorno una vieja me pregunta apuntalándome con su carro si la dejo pasar.

La miro, miro adelante, veo a una cabra chica, la vieja le dice llegué, la cabra chica le responde nos toca, me hago a un lado y sigo esperando "mi turno" y lo pongo entre comillas porque cuando la vieja empieza a descargar los productos a la guincha, otra mujer que se anteponía a nosotras me pregunta ¿Qué traes? Y yo sin abrir la boca le muestro una bolsa de pan, unos yogures y un jabón líquido.

"Muy bien, puedes pasar" Me dijo en voz alta y yo estiro los brazos, le paso las cosas y cuando llego a la caja veo que sumaron todo a su boleta. ¿Pero cómo? ¡Yo pago lo mío! Y en eso fijo en su mano una tarjeta. "Quizás esta mujer pasa compras de otros para juntar puntos" pero no, la mujer se pronuncia sobre la marcha "no te preocupes págame aparte". 

- No tengo sencillo

- Saquemos de un cajero, te dejé pasar porque ellas se colaron. La niña se hizo pasar por mi hija y después su madre entró con tremendo carro en acción.

Muy buena onda de su parte, y ahora que lo escribo me doy cuenta que tal vez me quisieron robar, así llevándome hasta el cajero porque yo hasta que no me lo dijeron no me había dado ni cuenta de qué estaba pasando. Mmm... para qué ser mal pensada si ...

Cuando íbamos al cajero, me dice "lo tuyo serían 2000" y yo le digo nooo es muchos más son tres mil y algo. 

-Cerrémoslo en 2000 que me da lata sumar.

Llegamos y un tremendo cartel anunciaba que estaba fuera de servicio. Apuntó al otro lado del supermercado donde se divisaban dos cajeros más y cuando llegamos tremendos letreros anunciaban que estaban fuera de servicio.

Nos miramos, la mujer me toca las manos y así como apurada y poco convencida me dice "Vine a comprarle comida a mis guaguas, me carga la gente patuda y por eso te hice pasar, tómalo como tu regalo del día" le empiezo a dar otra solución, insiste "acéptalo", se da media vuelta y me deja hablando sola.

Por un segundo me sentí la persona más patuda del mundo, pero después me invadió un fuerte estado de felicidad. Pues me sentí regalada.

lunes, febrero 03, 2014

Sombras

Es extraño ver las sombras de mis manos y no reconocerlas como mías. Mi cuerpo ha cambiado mucho. No me acostumbro.