¡Súper papás!

No tienen súper poderes para desplegar fuerzas sobrehumanas, lanzar rayos energéticos, volar, evaporarse, salvar al mundo y actuar al margen de la ley. No son Flash, Batman ni Superman. No tienen cuerpos perfectos, ni atuendos ajustados con tonos estridentes que resalten esa perfecta anatomía que suelen poseer los súper héroes. Pero al ser únicos e inigualables se convierten automáticamente en uno de ellos. Se trata de nuestros papás.

Aquellos hombres que nos enseñan a enfrentar la vida con fuerza y optimismo. Que se equivocan una y otra vez pero que en medio del consuelo siempre buscan la forma de hacernos sentir bien. Aquellos hombres que vemos sonreír cada vez que llegamos frente a ellos con un triunfo nuevo y es que sin importar del tipo que sean: cariñosos, perfeccionistas, apasionados o aventureros, siempre estarán orgullosos de nuestros actos ¿Por qué? Porque son nuestros padres y no hay más. Y como hoy celebran su día. Es momento de demostrarles cuánto los queremos.

¿Para qué tanto por qué?

Toda la noche se pasó como un niño preguntando por qué, por qué, por qué. Y la única respuesta que ella tenía a tan soñado encuentro era UN BESO. El resto fue por añadidura.

Gases lacrimógenos ¿Inocuos para el ser humano?

Después de escuchar este video publicado en LaTerceraTV donde Carabineros defiende el uso de las bombas lacrimógenas. Sólo puede responder esto...

¿Inocuas para el ser humano? No creo que nada inofensivo cause las reacciones que me tocó presenciar en la marcha contra HidroAysén del viernes 13 de mayo. Cientos de personas arrancando del bombardeo de las lacrimógenas y más de 30 cuerpos desmayados en un rincón de las torres de San Borja. Parecía imagen de holocausto. Personas vomitando y otras respirando con dificultad creyendo que se iban a morir.

Una imagen brutal donde claramente hubo abuso de poder y uso desmedido de estos químicos.

El otro día Fuerzas Especiales encerró a más de 20 mil personas entre plaza Italia y Portugal. Los grupos cantaban a favor de una Patagonia sin Represas. Letreros y banderas de Chile flameando en el cielo. Grupos de tinkus y pasacalles cantando por nuestro país una unidad maravillosa y de pronto un chorro de agua fue lanzado por un guanaco. Las personas en vez de reaccionar en forma belicosa se sentaron en el suelo con los brazos en alto. Todos en silencio en la misma posición y parece que este acto pacífico fuera el peor ataque que podrían haber recibido del otro lado.

Porque la reacción fue lanzarnos una bomba tras otra. Todo gris. La única salida las escaleras hacia las torres y del otro lado más zorrillos esperando a la gente para seguir atacándola. Salir de lugar fue espantoso. Todos asustados. Se empujaban unos a otros, se tropezaban se rompían las manos. Sangre, sangre de nariz, sangre por todos lados, llantos y pánico el resultado de una marcha pacífica donde todos llegaron con sus rostros descubiertos y si nos tuvimos que encapuchar no fue porque somos unos delincuentes como en muchos medios se nos nombró. Si nos tuvimos que encapuchar fue porque era la única forma de soportar el ardor de nuestros rostros producido el gas. Rostros que de seguro aún muchos tienen irritados.


Maldita experiencia, pero sin rendirme...¡seguiré movilizándome!