Sola en una micro
Como va ser posible que no pueda callar ni un solo segundo. Todos los días digo: Andrea, ellos no tienen porqué saber qué es lo que vas a hacer cuando pases la frontera de las puertas de tu oficina. Pero sigo. Hoy me voy a la playa, ayer fui a bailar, pelee con mi papá, creo que me enamoré, hoy me llamó, ayer lo llamé. Y, ¡No paro!
La imposibilidad de callar mis temores y fantasías me deja en un estado...
Y pienso, y pienso y no dejo de pensar. Y para qué pensar tanto si al final no se llega a nada. Como si fuera muy fácil encontrarle una respuesta a las cosas que no tienen respuesta como: ¿Por qué me cuesta guardar mis secretos, que al final de cuentas dejan de ser secretos, pero no así guardar los ajenos, que quedan tan sellados que después ni siquiera me acuerdo que me los han contado?
Una vez me dije el día que sea capaz de reconocer mis limitaciones, podré comunicar mis sueños y en una de esas los convierto en realidad. Ahora creo que se me pasó la mano.
Si me pongo en el plano sentimental, amoroso de pareja, tendría que empezar a hacerme una retrospectiva de cómo he enfrentado el cuento de relacionarme con los hombres y qué actitud tomo frente a ellos. Y ahí estoy frente a un espejo observando mi pasado y me veo igual que ahora.
Tengo que reconocer que ese día me pasaron cosas jevi y en verdad quiero ser honesta porque creo que tengo que ser transparente con mis sentimientos. Pero también me gustaría saber que pasa contigo, lo digo para no engancharme si estás en otra parada o mejor dicho para ordenar mis sentimientos.
Te lo juro que esta situación de no saber pa' donde va la micro me hace pensar y sentir que soy una primeriza en el amor, pero, por otro lado, me quedo tranquila porque en verdad en este tipo de cosas siempre nos sentimos así como recién nacidos y es que lamentablemente los sentimientos no son manipulables llegan los sientes y nada más y cuando menos te esperas...
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