domingo, septiembre 16, 2007
martes, septiembre 11, 2007
Un jote care ra'
Al día siguiente empezamos a trabajar, le medí la resistencia cardiovascular y de peso, el porcentaje de grasa y cuando la pinché con el lipocalibre a un costado de su cintura, soltó unas risitas locas. Muchas sonrisas pocas palabras, sólo miradas fijas.
Nos llevábamos por 14 años, ella tenía 18 y yo 32. ¿Mucha diferencia? Sí, pero que le hace el agua al pesca’o si los profes de educación física no somos lo mismo que uno de cívica o francés. Además, ella estaba dispuesta a todo. Y si yo no atacaba era porque me frenaba el que dirán. Hasta que un día estaba haciendo presbanca y se le acalambró el brazo. Yo justo estaba escribiendo y cuando la vi con un brazo en altura y el otro doblado por la pesa que apretaba su tórax, tiré lejos el cuaderno y corrí a ayudarla. Estaba roja y sin aliento. Le saqué la pesa de encima. La dejé atrás y quedé con su cuerpo bajo mis piernas. Nos miramos y le pregunté si estaba bien. Ella me agarró de la polera y me tiró arriba. Nadie nos pudo frenar, nos besamos, nos apretamos, nos caímos al suelo. Seguíamos besándonos. Le mordía el cuello y ella me daba besos en las orejas. Nuestros cuerpos se fueron uniendo y terminamos en el camarín.
Al día siguiente se enteró que era casado y que si no usaba la argolla era porque me casé por compromiso (silencio pensativo) él venía en camino y no le podía fallar. Una cosa es ser fresco y la otra un maricón.
Publicadas por Natalia S.ST los 10:57 p. m. 3 comentarios
Etiquetas: Alumna, Cuento, Entrenador
Más gitana que la gitana
Ya vienen a molestarnos (pensé). Así que le dije a la Caro -mi amiga- ¡Hazte la lesa!. Un tanto molesta miré de reojo y fui tan obvia que cuando llegaron hasta nosotras una de ellas me miró y dijo "paisana ¿tú tení miedo de nosotras?".
-Tay loca, na' que ver, ni me di cuenta que venían.
La Caro pa' bajarle la espuma al chocolate, repuso: que les vamos a tener susto si hasta tengo una vecina gitana. Nos miramos las caras.
-¿Tienen una moneda que nos den?
No podía falla ya están pidigüeñando estas cochinas, que cultura más atacante. ¿No les basta con tener olor a poto? La gente sabe que son las reinas del toyo, pero temen con su presencia y siempre quedan pagando.
Les di gamba pa' que se fueran luego pero nos metieron conversa.
-Tu amiga tiene cara de gitana
La Caro, cagá de la risa me miró y yo contesté:
-Demás, hace menos de una hora un palestino me dijo que tenía cara de ellos y ahora tú me dices que tengo cara de gitana, tengo sangre española y los gitanos llegaron allá así que...
pa' qué tanta explicación no venía al caso. Las gitanas se rieron con todos los dientes di' orégano brillando con la luz del sol y preguntaron: "tienen un talismán". La Caro dijo que tenía uno en su casa que se lo había regalado su vecina. Yo contesté: Si no creo en Dios menos creo en la suerte.
- No diga eso, tú eres una buena persona lo veo en tus ojos (la otra gitana lo afirma con la cabeza)
- Haber déjame sola con ella
Quedé con la gitana en el escaño y la Caro, se fue con la otra al pasto.
Préstame tu mano -se la pasé- veo que estás pasando por un momento difícil (me miró a los ojos) esta línea dice que has llorado mucho por algo que te hace daño.
Permanecí sería escuchando todo, pero mientras tanto mi cabeza funcionaba a mil por horas: "obvio po' tontorrona acabo de llorar porque fui a hacer una entrevista y el entrevistado me echó cagando porque se molestó con una pregunta..."
Después de envolinarme la perdiz, con mil cuentos de mi suerte, la fresca llegó a lo que quería
-Tú tienes una plata que no es tuya
-¿qué?-
- No te hagas la sorda paisana
-No, porfa repíteme es que no escucho bien por este oído
(Subió el tono)
-Qué te pasó... (volvió a lo suyo) tú tienes una plata que no es tuya
-¿Yo? Nooo con cueva me quedan tres gambas pa' la micro, porque crees que no te pude dar más.
La gitana poco convencida y sin dar su brazo a torcer
-No digo que la tengas acá, pero ¿qué tienes en tu bolso?
La miré y sin inmutarme enumeré: "Mmmm... dos cuadernos, una libreta, el estuche ¡ups!... miento tres cuadernos y la chauchera con el pase escolar y los trescientos pesos".
-(Insistió) puede que no tegas esa plata acá, pero dime dónde la guardas.
(La miré) Ahora ¿qué hago con ésta? La solución: Natalia se más gitana que ella.
-(Con los ojos llenos de pena) No tengo nada ni acá, ni en mi casa, mi papá está cesante y justo hoy tuve que ir a la Universidad a pedir un documento pa' que me dejen seguir estudiando. Ya no tengo plata ni para tomar la micro por eso ahora vendo aritos...¿Me quieres comprar?
La gitana me miraba y se veía complicada. Así que apelé a los sentimientos pa' que me saliera una lágrima. Se hizo la lesa y me tocó el aro de la nariz. ¡Shu! pensé que me lo había güiñao
- No te duele
- No
- Sabes, vas a tener mucha suerte, te va ir bien ¿Qué perfume usas?
- Ninguno, con cueva me echo colonia
-Tienes algo para los labios
-Mírame la cara, ¿me ves pintura? (la gitana movió la cabeza negativamente) no me pinto
-y crema o algo así
-pa' serte sincera me apesta echarme todo ese tipo de brebajes.
¿Qué habrá sentido la gitana? Me miró y deseándome lo mejor me devolvió los $100 que le di en un principio
- Toma paisana tu lo nesecitai más que yo. Se los acepté, los guardé, ella se paró, llamó a su amiga, que a esa altura tenía la mitad de la mochila de la Caro en su poder, y se fueron.
Publicadas por Natalia S.ST los 6:50 a. m. 1 comentarios
Etiquetas: Cuento, Gitana, Parque Forestal
sábado, septiembre 08, 2007
Teta a la vista bañista
Publicadas por Natalia S.ST los 9:57 a. m. 1 comentarios
Etiquetas: Cuento, Momia de Portales, Universidad Diego Portales