sábado, octubre 23, 2010

Mar

Mar, inerte es tu agua llena de vida en su interior. Peces, focas y algas no es nada para todo lo que tienes.
Pienso en ti cuando me siento sola. En tu tremendo cofre de sentimientos ajenos con intensas historias de amor, buenaventuras y muerte. Y en tu largo recorrido por Chile, me detengo en Isla Negra, para hablar de ti y de mi.
Ahí, acompañado de grandes rocas, en las que me siento a pensar en el pasado, rescato la sonrisa de mi abuelita cuando chapoteaba con su rostro irradiando placer las caricias de tu espuma blanca.

Atenta escucho el ir y venir de tus enormes olas que lucen en degradé. Olas que revientan fuerte y forman esa brisa húmeda y espesa que roza a quienes se aproximan a ti.
Tardes enteras me hablas, me aconsejas como acabar con mi pesar. Y si estoy contenta logras que el amor rebose por mi cara.
En el día, tus olas reclaman compañía. Yo siempre fiel, hasta con lluvia te acompaño. Tu hielo me toca. Me toca fuerte y corre por mis venas, pero a pesar que siento dolor me haces sentir bien. No soy masoquista pero me gusta que seas brusco.
Tu voz es fuerte, revientas y me asustas; y cuando te enojas lo sé no respetas a nadie.
Ante la ira de la gente te tragas los cuerpos de muchos, pero eres al único a quien se perdona.
Y yo ¿Te perdono? En la calma de tus aguas escondidas algún día yaserán mis cenizas esparcidas.

2 comentarios:

Samille Sousa dijo...

Me encanta sus sus palabras, amiga!

javpo dijo...

genial el pensamiento de usted