martes, febrero 16, 2010

¿Una ducha pornográfica o una tina erótica?

Estaba fatigada. Me dolían los músculos, los poros, las fibras, el pelo, las uñas y la piel. El trayecto a casa se hacía interminable. La micro frenaba en todas las esquinas para tomar y dejar pasajeros. Y yo, no quería saber más de problemas. Chata del trabajo, de los minos, chata. Chata de todo.

- Lo único que te hará cambiar ese mal humor es tomar un baño gitana.
- ¿Un baño?
-Sí, un baño

Y comenzó la disyuntiva. Ahora qué elegir. Una ducha calientee intensa o un buen baño de tina tibio y relajado. La guerra entre el erotismo y la pornografía. Entre lo brusco y lo suave.

Y pensé. Un baño de tina es como hacer el amor: Te sacas la ropa, subes una pierna, luego la otra, te recuestas, sientes pequeños escalofríos en tu piel y entregas tu cuerpo a esas suaves caricias que te dan las ondas del agua. Y despejas tu mente, y te olvidas y por un instante te entregas a la sensación de ese tibio baño de tina que elegiste hacer. Y te gusta, te relaja, te encanta.

¿Pero era eso lo que quería? O realmente me en ese día en que sentía que todo estaba mal, era mejor descargar las energías de forma rápida, brusca y muy placentera. Con un chorro en el espinazo que pegara fuerte casi como un latigazo. ¿Sadomasoquismo? No. ¿Dolor? No. ¿Placer? Sí. Una ducha pornográfica, donde llego al baño, me saco la ropa, enciendo el agua girando la manilla a su máxima potencia y me entrego a un golpe chispeante que perfore mi cabeza, mis hombros y mi piel.

Elige.




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